jueves, 27 de junio de 2013

Relato 5

BÚSCAME

Después de una sonada borrachera en una discoteca, me acosté y soñé que el mundo había desaparecido por una terrible explosión nuclear. Cuando abrí los ojos, la canción del verano estaba delante de mí con un bikini muy brasileño, sumamente escotado. Me decía con voz suave y melosa regada con gotas de caipiriña:
-Cariño mío, despierta ya, despierta ya, que la juerga ya llegó.
- Yo me llamo Sergio, ¿cómo te llamas tú?- le pregunté.
-Eva Maria- contestó.
Era una criatura grácil, aniñada, que mascaba chicle continuamente y con un cuerpo que quitaba el hipo. Solo pude decirle:
-¿Sabes que solo quedamos tu y yo en este mundo?
Me miró con ojos espantados y se puso a llorar convulsivamente. Me dio tanta pena, que intenté consolarla. Ella solo decía:
-¿Qué será de mí?, ¿Qué será de mí? Mi vida solo tiene sentido en función de los demás, si nadie me va a llamar, ni recitar, ni recordar, es que no existo-.Se echó a llorar desconsoladamente.
Era la típica chica de playa que se lía con todos los tíos que están buenos y que en cuanto tienen las más minina contrariedad se vienen abajo. Eva Maria insistía en su desgracia particular.
-¿Es que no lo entiendes? Yo me llamo Macarena, o Eva Maria. El nombre da igual, pues se reinventa cada verano y eso me da nueva vida. Si no hay nadie que me nombre, moriré. No basta con que me tararees de vez en cuando, se necesita mucha gente cantándome para que yo tenga vida propia...
No paraba de gimotear. Con un suspiro profundo, llenó de aire su pecho propio de una garota de Ipanema, y añadió:
- Así es mi vida. Mis padres fueron coplillas y querían para mí un futuro mejor y ya ves en lo que me he quedado.
Siguió llorando lagrimas con sabor a ron de Jamaica. El rimel se le corría. La muchacha me daba pena y además estaba un rato requete-buena, seria una lastima que desapareciera. La dejé un buen rato que se desahogara y después me acerqué a ella. Acariciando su pelo azabache, le pregunté:
-¿Alguna vez has pensado lo que te gustaría ser? Quizás ha llegado el momento de cambiar.
Ante mi sugerencia, advertí con un brillo distinto en sus ojos. Limpiándose los mocos contestó:
-¿Puedo cambiar?, ¿Podría ser otro tipo de canción?
-Sí - le contesté- siempre y cuando alguien te ayude con las letras de tus canciones.
Me dijo que siempre había esperado la oportunidad de madurar pero que los productores siempre le decían: el próximo año guapa que por ahora estas muy buena y así se le iba pasando el tiempo sin poder cambiar de registro. Ella me dijo que siempre soñó con cantar canciones intemporales que la gente recordara cuando estuviera enamorada.
Yo nunca había escrito nada pero me gustaba tanto la chica que me puse manos a la obra. Por las mañanas escribíamos las letras y por la tarde les poníamos acordes. Eva Maria empezó a hablar del Mediterráneo, de la Hiedra, de las Amapolas etc. La notaba cada vez mas cambiada. Me atraía enormemente y me convertí en su manager, aunque tampoco había nadie más... Decidimos ponernos un nombre artístico: Sergio y Estibaliz. Ella se dejo una larga trenza morena, yo me dejé crecer la barba. Queríamos grabar nuestras propias canciones. En eso estábamos cuando me desperté sonando en la radio:

                ¿Quién te cantará con esta guitarra
Quien la hará sonar cuando no este yo?

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