sábado, 29 de junio de 2013

Relato 7

Final de curso

Miraba y miraba y no me lo acababa de creer. En el papel clavado en la pared con la lista de los aprobados en el examen de Selectividad estaba mi nombre ¡no lo había hecho tan mal después de todo! Lejos quedaba ya la tensión de las últimas semanas, las noches de insomnio y el darme de cabezazos contra la mesa por no haber estudiado más durante el curso en vez de tanto hacer el cafre. Me sentía el tío más feliz, me sentía capaz de... ¡comerme el mundo! Pero quedaba mi asignatura pendiente...y allí estaba, en un rincón cerca del ventanal del "fumadero", riendo con tres amigas. ¡Dios, que guapa era y cómo me gustaba! La conocía desde hacía tiempo, claro. Allí, dos cursos arriba, dos cursos abajo, nos conocíamos todos, pero dos cursos son mucho con 12 o 14 años. Así que el día que me crucé con ella en un pasillopara ir al laboratorio de Química, tuve que mirar dos veces para darme cuenta de que era la misma chicaque hasta hacía nada me parecía una insignificante mocosa y a la que nunca, por supuesto, me había dignado ni siquiera a saludar. Se había convertido en una preciosidad y con sus ojos oscuros y su pelo largo y liso peinado con raya al medio, me recordaba muchísimo a Ali Mac Graw, la protagonista de “Love Story”, película que estaba por entonces arrasando y haciendo llorar a media España.
El caso es que faltaban pocos días para que acabasen las clases y yo no tendría excusas para volver a verla. Tenía que hacer algo y ya. Además estaba el pesado ese de su clase, David, que andaba siempre rondando a su alrededor tocando la guitarra en los ratos que no había clase y cantando baladas mientras la miraba poniendo ojitos tiernos. Seguiría en su clase el curso que viene y en el siguiente y yo tenía que conseguir que ella lo descartara definitivamente y que él se diera cuenta de que no tenía nada que hacer, porque a ver, si se ponía en la balanza a un imberbe de 16 años por mucha guitarra que tocara, frente a todo un universitario de Ciencias de la Información y encima con moto ¿a quien iba a elegir? Vamos, yo lo tendría muy claro.
La única oportunidad que se me presentaba era la fiesta de fin curso que el colegio celebraba todos los años para despedir a sus alumnos de COU y a la que estaba permitido que asistieran los dos cursos anteriores. Habia conseguido enterarme por el que llevaba las listas que se había apuntado. Sería entonces o nunca.
Y llegó la esperada noche. Después de los discursos de rigor y felicitaciones por parte de director y de los profesores más veteranos empezó, por fin, la fiesta. La música tronó a través de los altavoces con el “Cocodrile Rock” de Elton John y todos los alumnos salimos corriendo a la improvisada pista de baile. Yo intentaba no irme muy lejos para no  perderla de vista y en cuanto pusieran una lenta agarrarla y... ¡lo que saliera! Estaba bastante nervioso pero tan seguro de mis posibilidades que en cuanto empezó a sonar el “Te quiero, Te quiero” de Nino Bravo pensé “perfecto”, me acerqué a ella y con un “¿bailas...?” la cogí por la cintura, cerré lo ojos y ya no vi más, sólo era consciente de su cuerpo entre mis brazos, de su cara rozando la mía y de mi corazón latiendo a mil por hora. Seguimos bailando en silencio durante todo el tiempo que duró la canción y cuando pensé que era el momento de mi “declaración” ...    
¡¡¡TI RO RI RO RO RI RO RO RI!!! ...  UN RAYO DE SOL, OH, OH, OH ...
Cuando me quise dar cuenta me encontré en mitad de la pista, sólo e inmóvil mientras a mi alrededor la gente bailaba levantando los brazos y coreando el estribillo de la maldita canción del verano. Ella tenía a David al lado y reía a carcajadas con sus bromas y comentarios. El sentimiento de ridículo que me invadió fue tan grande que di lentamente la vuelta, conseguí llegar hasta la salida esquivando brazos, melenas y vasos con bebidas y subiendo de un salto a mi Vespino, me alejé de allí  todo lo rápido que pude mientras seguía resonando en mi cabeza: "UN RAYO DE SOL, OH, OH, OH, ME TRAJO TU AMOR, OH, OH, OH...

viernes, 28 de junio de 2013

RELATO 6

Significado Oculto

Mientras el polvo se asentaba en el alfeizar de la ventana, mire a mí alrededor con la vista turbia y la adrenalina disparada. La confusión era total. Los muebles desparramados a lo largo de la habitación dejaban un rastro de astillas y restos textilesdesde el punto donde habían sidoviolentamente arrojados, recordando los surcos que en el campo trazan los agricultores para hacer la sementera. El ventilador estaba incrustado en un lateral del armario, allí donde lo había enviado la violencia de la deflagración.

Que la barra de la cortina asomara su bulbosa cabeza tras la pared del baño era lo menos importante. Un agujero enorme mostraba lossanitarios arrancados y despedazados, apilados en la ladocontrario del enorme apartamento donde unos instantes antes había estado confortablemente instalado.

Sonaba con insistencia una alarma sincopada, que solo al cabo de unos momentos identifiqué como el estridente sonido de una ambulancia. Me senté en el suelo, cerré los ojos e intenté poner un poco de racionalidad en el torbellino que me sacudía. Como un sueño del que intentas salir para evitar la angustia, trate de serenarme y normalizar mi respiración muy agitada en esos momentos.

Lentamente comprendí lo que había ocurrido. El olor a explosivo químico inundando mis fosas nasales organizó mi pensamiento e hizo surgir una imagen aterradora: ¡¡¡ me habían puesto una bomba !!!.

Quedaba un enorme interrogante por contestar. ¿ Porque ?. ¿ Quien ?. Nada tenía sentido, solamente una enorme sensación de pesadumbre, un ardor interior devorando lentamente mi autoconfianza y erosionando la imagen de paz y sosiego de la que anteriormente había disfrutado.

Tiempo atrás, estuve implicado en actividades poco recomendables. El contrabando de drogas, el inimaginablemente rentable tráfico de armas y hasta asesinatos por encargo formaron parte de un entramado criminal en el que yo me movía como pez en el agua. En aquella época, mi situación era notablemente esplendorosa. Enormes cantidades de dinero circulaban por mis manos, e igualmente eran gastadas atropelladamente en cuantos vicios y caprichos puede tener un ser humano.

Este estado de cosas no podía mantenerse eternamente. Cuanto más me adentraba en el crimen más lamentaba el despojo humano en que me había convertido.

Ningún hombre puede hurtarse a la punzada de la conciencia, que te revela de una manera brutal la extrema miseria que habita en tu alma. No podía seguir así ni un minuto más. Decidí dar a mi vida un giro de 180 grados. Me cambié el nombre y el rostro. Elegí para vivir otro país y otra ciudad donde refugiarme y ocultar la terrible maldición asociada a mi vida pasada y poder decir con orgullo: soy Osama Bin Laden.

jueves, 27 de junio de 2013

Relato 5

BÚSCAME

Después de una sonada borrachera en una discoteca, me acosté y soñé que el mundo había desaparecido por una terrible explosión nuclear. Cuando abrí los ojos, la canción del verano estaba delante de mí con un bikini muy brasileño, sumamente escotado. Me decía con voz suave y melosa regada con gotas de caipiriña:
-Cariño mío, despierta ya, despierta ya, que la juerga ya llegó.
- Yo me llamo Sergio, ¿cómo te llamas tú?- le pregunté.
-Eva Maria- contestó.
Era una criatura grácil, aniñada, que mascaba chicle continuamente y con un cuerpo que quitaba el hipo. Solo pude decirle:
-¿Sabes que solo quedamos tu y yo en este mundo?
Me miró con ojos espantados y se puso a llorar convulsivamente. Me dio tanta pena, que intenté consolarla. Ella solo decía:
-¿Qué será de mí?, ¿Qué será de mí? Mi vida solo tiene sentido en función de los demás, si nadie me va a llamar, ni recitar, ni recordar, es que no existo-.Se echó a llorar desconsoladamente.
Era la típica chica de playa que se lía con todos los tíos que están buenos y que en cuanto tienen las más minina contrariedad se vienen abajo. Eva Maria insistía en su desgracia particular.
-¿Es que no lo entiendes? Yo me llamo Macarena, o Eva Maria. El nombre da igual, pues se reinventa cada verano y eso me da nueva vida. Si no hay nadie que me nombre, moriré. No basta con que me tararees de vez en cuando, se necesita mucha gente cantándome para que yo tenga vida propia...
No paraba de gimotear. Con un suspiro profundo, llenó de aire su pecho propio de una garota de Ipanema, y añadió:
- Así es mi vida. Mis padres fueron coplillas y querían para mí un futuro mejor y ya ves en lo que me he quedado.
Siguió llorando lagrimas con sabor a ron de Jamaica. El rimel se le corría. La muchacha me daba pena y además estaba un rato requete-buena, seria una lastima que desapareciera. La dejé un buen rato que se desahogara y después me acerqué a ella. Acariciando su pelo azabache, le pregunté:
-¿Alguna vez has pensado lo que te gustaría ser? Quizás ha llegado el momento de cambiar.
Ante mi sugerencia, advertí con un brillo distinto en sus ojos. Limpiándose los mocos contestó:
-¿Puedo cambiar?, ¿Podría ser otro tipo de canción?
-Sí - le contesté- siempre y cuando alguien te ayude con las letras de tus canciones.
Me dijo que siempre había esperado la oportunidad de madurar pero que los productores siempre le decían: el próximo año guapa que por ahora estas muy buena y así se le iba pasando el tiempo sin poder cambiar de registro. Ella me dijo que siempre soñó con cantar canciones intemporales que la gente recordara cuando estuviera enamorada.
Yo nunca había escrito nada pero me gustaba tanto la chica que me puse manos a la obra. Por las mañanas escribíamos las letras y por la tarde les poníamos acordes. Eva Maria empezó a hablar del Mediterráneo, de la Hiedra, de las Amapolas etc. La notaba cada vez mas cambiada. Me atraía enormemente y me convertí en su manager, aunque tampoco había nadie más... Decidimos ponernos un nombre artístico: Sergio y Estibaliz. Ella se dejo una larga trenza morena, yo me dejé crecer la barba. Queríamos grabar nuestras propias canciones. En eso estábamos cuando me desperté sonando en la radio:

                ¿Quién te cantará con esta guitarra
Quien la hará sonar cuando no este yo?

Relato 4

LA CANCIÓN DEL VERANO: Aserejé
Aserejé, ja, deje, dejebe tu dejebere seibiunouva majavi an de bugui an de güididípi…”
No entiendo nada, pero la alegría y el ritmo de esta canción han traspasado las fronteras. Al principio pensé que la ponían porque en el hotel había muchos españoles, pero anoche los italianos la bailaban y parecían conocerla de toda la vida. Es curioso cómo oír una canción te hace sentir como si estuvieras en casa disfrutando de la piscina, sobre todo después de tres días de viajar por el desierto hasta llegar a unos pobres oasis donde aún se vive en cuevas subterráneas como en la Edad de Piedra. Lo único que realmente me sorprendió fue El Jem; encontrar un coliseo en medio de ninguna parte describe mejor que cualquier ensayo el cambio de los tiempos y la futilidad de muchos de los esfuerzos del hombre a través de los siglos.
La piscina está llena, parece que todos hemos optado hoy por tomarnos el día de descanso. Contemplando a los bañistas, me quedo mirando a una rubia con bikini rosa, que está realmente potente.
Sonia se levanta de la hamaca y se dirige hacia ella.
-Torcuata, he visto…
No entiendo lo que dicen con el sonido de la música:
“…Diego tiene chulería y ese punto de alegría raftafari afrogitano y donde más no cabe un alma…”
Es un nombre imposible. Si la presentara a mis amigos se despiporrarían de risa; podría llamarla Cati. Le saca casi la cabeza a Sonia y su piel reluce blanca y tersa bajo el sol, tiene un cuerpo impresionante. Ya vuelve Sonia.
-De verdad se llama así. Es muy fuerte.
-Sí, es fuerte.
-¿Cómo lo sabías?
-He oído como la llamaba su marido.
-¿Cómo sabes que es su marido?
-Dijeron el primer día que estaban de viaje de novios.
Es increíble cómo se entera de todo. Veo a Cati evolucionar alrededor de la piscina y mis ojos no pueden escapar del embrujo de su cuerpo. De forma casi automática mi mano derecha alcanza la espalda de Sonia y empiezo a acariciarla, pero se levanta bruscamente y se va al agua. Creo que ya se ha enfadado. He estado mirando demasiado tiempo a Cati y ha debido darse cuenta. Esta noche no toca polvo.
Cati finalmente entra en la piscina. Me doy la vuelta en la hamaca. Es de una belleza tan brutal que mirarla te deja anonadado. No me ha producido ni siquiera una erección, así que no puede considerarse pecado ni de pensamiento. Pero Sonia es peor que un cura; es tan celosa que cuando estoy mirando cualquier cosa, antes que mi cabeza pueda elaborar una idea, ya ella ha adivinado que voy a pensar y me ha condenado. Si quiero terminar tranquilo los dos días que nos quedan de vacaciones tendré que portarme bien. Pero debo ser sutil. Cuando vuelva la dejaré que se serene un rato y luego le hablaré del sol, del aire seco y dulce, de la luz reflejada sobre su cuerpo, de la belleza de su piel morena…
“…Aserejé ja deje dejebe tu dejebere seibiunouva majavi an de bugui an de güididípi…”



Relato 3

AY VERA , VERANO, VERA

Hola Natalia:
La verdad es que la foto que has mandado me ha traído muchos recuerdos. Más aún de los que sabía que tenía.
Aquel verano que pasamos juntas en Vera, desayunado mojitos y cenando cola caos, con el cuerpo quemado y la boca siempre seca por la resaca. Y ese apartamento tan espantoso que encontramos a última hora en Segunda Mano cuando Segunda Mano era un periodiquito con unos anuncios de letras diminutas.
La primera noche que llegamos tú te enrollaste con el hippie ese que vendía pulseras y yo con el alemán que resultó que tenía novia y que apareció en plan sorpresa cuando la teníamos armada en su apartamento. ¿Cómo se llamaba? ¿Alex? Sí, Alex. Tenía un tatuaje espantoso de unas letras chinas en la espalda, casi hasta el culo, y yo le tomé el pelo diciendo que sabía el significado y que era “bienvenido al templo del cielo.”
Me pregunto por qué me has enviado esa foto justo ahora. Salimos algo desvaídas, no se nos ve bien la cara, luciendo tipazo y partidas de la risa.  Una foto de tantas, pero de tantas que ahora no son más que parte de un pasado que de tan feliz hace más triste aún el presente.
Me come la rutina, Natalia. Vivo una vida de madrugones, de escuchar los gritos de mi madre enferma, de trabajar en la  tienda alimentación de siempre, con la diferencia de que cada vez entra menos gente. Cada vez que echo el cierre siento cierto alivio porque sé que tiene una fecha de caducidad cada vez más que cercana.
Hoy precisamente ha venido una chica a preguntarme si me interesaba vender el local. Tendría nos veinte años y no parecía que estuviese loca. Me ha dado su tarjeta. Es de una inmobiliaria que se llama Toro. El logotipo es un Mihura con una luna de fondo, así que cuando se ha ido me he sorprendido cantando “Ese toro enamorado de la luna” mientras pasaba la bayeta entre las estanterías. Vaya chorrada de canción, pero cada vez que sonaba aquel verano hacíamos nuestra “coreografía torera.” ¿La recuerdas?
Y luego llego a casa y al abrir el correo me encuentro con un mensaje tuyo, después de tantos años, diciendo que te has puesto a sacar las fotos viejas del altillo y que te has acordado de aquel verano en Vera y me ha pillado tan de sorpresa que casi me he enfadado, pero luego me he puesto a llorar sin parar.
Y cuando me he calmado un poco he hecho dos llamadas: una a la chica de la tarjeta que me ha hecho una oferta con la que saldaría mis deudas y podría meter a alguien que me ayudara en casa, al menos durante unos meses. La otra a un anuncio del Segunda Mano, esta vez de Internet, para reservar un apartamento en Vera.
Te parecerá una locura pero ¿y si regresamos juntas? Sé que para ti no es fácil, que tendrías que organizar a Manolo y a los niños, que hace por lo menos tres años que no nos tomamos un café juntas y que te estoy planteando irnos de vacaciones 4, 5 días, dos semanas si quisieras… 
Yo iré de todas maneras y, quién sabe, tal vez salga una noche loca y conozca a algún alemán cincuentón o tal vez simplemente me de unos paseos de órdago de día y completamente sobria.
En cualquier caso, si no vienes te escribiré y te enviaré una foto y te daré las gracias por recordarme aquel verano y a aquella Marina que fui y que quiero volver a ser, aunque solo sea durante un par de semanas, aunque tengo el presentimiento de que será por mucho, mucho más  tiempo.
Piénsalo y dime si te animas.
Hasta cuando tú quieras, tu amiga, siempre,

 Marinag

lunes, 24 de junio de 2013

RELATO 2: ¡COMO NOS GUSTA EL VERANO!

¡¡¡Cómo nos gusta el verano!!!

En su primer verano Eva María se fue a buscar el sol a Barbacoa, la playa donde rompen las olas. Su presencia fue como un rayo de sol que trajo su amor a un chico que ese verano estaba especialmente sensible.
Una noche Eva María conoció a Mª Isabel mientras bailaba el bimbó, una baile que va derecho al corazón. La tal Mª Isabel dejó impactado a otro chico que siempre que pensaba en ella se le venían a la cabeza escenas de playa: escribía su nombre en la arena, aunque, cauteloso que era, lo borraba antes de que nadie pudiera pisarlo, y tenía unos ojos tan bonitos la chica, que hasta la luna estaba celosa de ellos y de su forma de mirar. Y entre el sol y la luna transcurría el verano y llenaban la playa con toques mágicos capaces de enamorar hasta a un toro. Pero eso es otro cantar.
El recuerdo para el que quedó enganchado a Eva María fue poco llevadero: cuando ella se marchó, tan solo le dejó recuerdos de su ausencia; ni dormir podía si no era mirando su fotografía. Las vacaciones seguían su curso...
Como el verano tiene nombre de mujer apareció otra: esta se llamaba Macarena a la que todos animaban a dar alegría a su cuerpo porque era cosa buena. Y con esa escusa traspasó fronteras.

Y al final del verano todos se fueron sabiendo que no volverían a ser los mismos el verano siguiente.

RELATO 1: AQUÍ SI HAY PLAYA

Una tórrida mañana de agosto, Ana abrió la ventana del salón de su piso madrileño y una vez más exclamó desencantada: "Aquí no hay playa". Así que junto con su hermana Eva María, se fue buscando el sol en la playa con su maleta de piel y su bikini de rayas rumbo a las playas de su Málaga natal, dispuesta a bailar en la Feria hasta que la detengan los cantos matutinos de los pajaritos. 

Nada más llegar, llamó a María Isabel, su íntima amiga desde la infancia, para decirle: "Coge tu sombrero y póntelo, vamos a la playa, calienta el sol". Mientras comían espetos con mayonesa en la barbacoa del chiringuito, apareció su amiga Macarena con Joao, un cabo verdiano que ¡ay mami! ¿qué será lo que tiene el negro? que entre un "ai si eu te pego" y otro "dale alegría a tu cuerpo Macarena, que tu cuerpo es pa'darle alegría y cosa buena" se dedicaba al waka waka africano con nuestra amiga mientras ella, levantando las manos, le pedía más sarandonga. 

¡Y nosotras que pensábamos que el torero español de La Ramona era la bomba! ¡Aserejé! ¡Qué confundidas debíamos estar! 
En fin, ¡váyamonos a la Feria! Seguro que allí sortean otra vez el venao del verano pasado y como éste año me toque, voy a gritar toda la noche ¡¡¡¡¡¡¡Opá, yo viazé un corral!!!!!!

martes, 18 de junio de 2013

Concurso " La Canción del Verano"

El verano entra el día 21 de Junio y nosotros concursamos con un relato breve, de máximo 900 palabras, ni una más ni una menos.
Os recuerdo que el tema es la "canción del verano". Tenéis de plazo hasta el día 28 de Junio para enviarlos. SUERTE A TODOS.