viernes, 28 de junio de 2013

RELATO 6

Significado Oculto

Mientras el polvo se asentaba en el alfeizar de la ventana, mire a mí alrededor con la vista turbia y la adrenalina disparada. La confusión era total. Los muebles desparramados a lo largo de la habitación dejaban un rastro de astillas y restos textilesdesde el punto donde habían sidoviolentamente arrojados, recordando los surcos que en el campo trazan los agricultores para hacer la sementera. El ventilador estaba incrustado en un lateral del armario, allí donde lo había enviado la violencia de la deflagración.

Que la barra de la cortina asomara su bulbosa cabeza tras la pared del baño era lo menos importante. Un agujero enorme mostraba lossanitarios arrancados y despedazados, apilados en la ladocontrario del enorme apartamento donde unos instantes antes había estado confortablemente instalado.

Sonaba con insistencia una alarma sincopada, que solo al cabo de unos momentos identifiqué como el estridente sonido de una ambulancia. Me senté en el suelo, cerré los ojos e intenté poner un poco de racionalidad en el torbellino que me sacudía. Como un sueño del que intentas salir para evitar la angustia, trate de serenarme y normalizar mi respiración muy agitada en esos momentos.

Lentamente comprendí lo que había ocurrido. El olor a explosivo químico inundando mis fosas nasales organizó mi pensamiento e hizo surgir una imagen aterradora: ¡¡¡ me habían puesto una bomba !!!.

Quedaba un enorme interrogante por contestar. ¿ Porque ?. ¿ Quien ?. Nada tenía sentido, solamente una enorme sensación de pesadumbre, un ardor interior devorando lentamente mi autoconfianza y erosionando la imagen de paz y sosiego de la que anteriormente había disfrutado.

Tiempo atrás, estuve implicado en actividades poco recomendables. El contrabando de drogas, el inimaginablemente rentable tráfico de armas y hasta asesinatos por encargo formaron parte de un entramado criminal en el que yo me movía como pez en el agua. En aquella época, mi situación era notablemente esplendorosa. Enormes cantidades de dinero circulaban por mis manos, e igualmente eran gastadas atropelladamente en cuantos vicios y caprichos puede tener un ser humano.

Este estado de cosas no podía mantenerse eternamente. Cuanto más me adentraba en el crimen más lamentaba el despojo humano en que me había convertido.

Ningún hombre puede hurtarse a la punzada de la conciencia, que te revela de una manera brutal la extrema miseria que habita en tu alma. No podía seguir así ni un minuto más. Decidí dar a mi vida un giro de 180 grados. Me cambié el nombre y el rostro. Elegí para vivir otro país y otra ciudad donde refugiarme y ocultar la terrible maldición asociada a mi vida pasada y poder decir con orgullo: soy Osama Bin Laden.

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