miércoles, 11 de julio de 2012

Montpellier: The City that Never Sleeps



Montpellier es una ciudad que nunca duerme, y lo digo con conocimiento de causa ¡llevo un mes sin dormir una noche entera! Me despierto miles de veces por la noche, incluso con los tapones de los oídos puestos. Yo creo que esto debe ser parecido a lo que les pasa a las madres cuando tienen un hijo, sólo que sin bebé que te apacigüe mirarlo cuando estás que no puedes más.

Hoy me han quitado de la mesa el plato de alitas (3 por persona ya es plural) porque he cometido el gran delito de repetir sin preguntar e iba a dejar a Marie Franzine sin cenar, que estaba acostada porque otra vez le dolía la espalda. Si se saca un plato a la mesa es para comerlo, y si hay que dejarle cena a alguien ¡¡¡¡¡¡¡se avisa antes de atacar el plato!!!!!!!

En la calle había una música a todo volumen que no me dejaba hacer los deberes, así que siguiendo el refrán "si no puedes con tu enemigo, únete a él", he bajado a ver qué era esa música. Se trataba, ni más ni menos, de un grupo de negros vestidos con una túnica azúl y unas coronas en la cabeza que cantaban y bailaban. Entonces se me ha acercado un "señor" así como de mi edad y me ha empezado a hablar en inglés ofreciéndome clases para mejorar el inglés y a mí, que aquí se me ha cambiado el cerebro al modo "supervivencia en francés", no me salía ni una palabra en el idioma de Shakespeare. Él me hablaba en inglés, yo entendía lo que me decía y le intentaba contestar en inglés pero se me mezclaba con el francés, que rea mucho más fluído que el inglés. Vamos, ¡que me ha preguntado si era frances y otro chico a venido a traducirme ni más ni menos que del francés al inglés! Luego le he aclarado que era española y él que era alemán.

Los "cantos tribales" en realidad es un grupo de una iglesia evangélica de Montpellier que el alemán quería que fuera a conocer. Yo he ido recuperando mi fluído inglés, a pesar de contestar "oui, oui" a cada pregunta que me hacía e intercalar algún párrafo igual de fluido en el idioma de Molière, de quien he visita su ciudad natal Pézenas. He conseguido que me dejase tranquila y me he ido a la Place de Comedie, la plaza más importante de Montpellier, donde había un grupo de raperos bailando y haciendo acrobacias. Visto lo visto, prefiero volver a casa con una gorra de rapera.

Me he ido a dar un paseo y me he encontrado con una de las suizas que me mandaba notitas en la clase anterior, nos hemos ido a dar un paseo juntas, y como no ha visto más que la playa y la escuela durante 3 semanas, todas las calles que le mostraba eran nuevas. Por ver, hemos visto hasta a la tuna cantando en una plaza con terrazas. Como por aquí me sale la sangre española por las venas, les he saludado y les he presentado a la suiza, que estaba horrorizada con lo que estaba viendo. Un poco más tarde nos hemos encontrado con otras dos suizas que se querían ir de farra, pero nos hemos vuelto a casa.

Esta ciudad no duerme, y sus habitantes tampoco. ¡Hogar, dulce hogar! Estoy que me caigo de cansancio pero me espera otra noche a intervalos de sueño. No me lo voy a creer cuando consiga dormir una noche seguida.



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