lunes, 25 de junio de 2012

España 2- Francia 0



Francia es un país extraño al que el fútbol no paraliza. El sábado por la noche fue el mítico encuentro de cuartos de final de la copa de Europa, la calle estaba llena de gente que paseaba ajena al evento y los bares NO estaban abarrotados. Yo estoy acostumbrada a no tener que encender ni la tele ni la radio para seguir los partidos de fútbol, las jugadas se viven y se sientes por toda la ciudad, por no hablar de los pididos de los coches cuando ganamos.

Aquí no es así. Aunque Montpellier sea el actual campeón de la Copa de Francia, todo el sur del país sigue más el rugby. Es raro no saber qué está haciendo tu equipo cuando caminas por la calle, es raro ni siquiera saber qué está haciendo el equipo contario. El sábado, por una vez cenamos "tarde" en esta casa, tarde son 8, y llegué tarde al fútbol. Me perdí el primer golazo ese de cabeza de Xavi Alonso.

Como no sabía muy bien donde ir y no me apetecía verlo con Mr. Lamaire, antiguo profesor de filosofía de la Universidad de Ottawa que me sorprendió con estos gustos tan vulgares (yo soy un intelectual, fue la tercera cosa que me dijo cuando me conoció) y no quería matarlo a disgustos, me fui a un bar español que se llama Al-Andalus dispuesta a recordar el idioma de Cervantes sólo por unas horas. Allí que entré y grité entre la muchedumbre

- ¿Algún español por aquí?
- ¡Yoooooo!- Me respondió un chico con barba y camiseta de la selección española.
- Hola, soy Mati. Estoy recién llegado a Montpellier y no conozco a nadie, venía aquí buscando a gente española para ver el partido.
- Yo me llamo Esteban, estoy con unos amigos, coge un taburete y siéntate con nosotros, y si quieres, come un poco de queso manchego y de pimientos rellenos.

Seguimos hablando y él tenía un acento un tanto peculiar, estaba con un amigo que había aprendido español en Colombia y tenía una novia alemana con la que hababa en inglés y un poco de francés. Me dijo que su padre era español de Burgos y su madre francesa y que él se sentía español, que por eso animaba a la selección española, que le encantaba hablar español. Así que como era la noche española, accedí a hablar un poco de español, a cambio de aprender el vocabulario del fútbol.

La noche fue rara, porque a mitad del partido, la conexión wifi del bar se ralentizó y la imagen se quedaba congelada en los mejores momentos, así que fuimos a un bar cubano que había a la vuelta y cuando el partido terminó, fuimos los únicos que brindamos por el triunfo, mientras que el resto marcharon con cara desilusionada.

No hay comentarios: