martes, 9 de diciembre de 2008

EL TRABAJO

Siempre quise saber que sentían los que sienten, que piensan los que piensan y que cosas hacen los que hacen cosas.

Mi trabajo siempre ha estado bien remunerado y con poca competencia en candidatos pero esta vez, aún sin sentir, sin pensar y con poco que hacer porque bien es verdad que la jornada laboral en mi caso resulta breve, han decidido complicarme la noche del 24 de diciembre.

El caso que cuento es breve, sólo debía esperar que la familia Llorente llegara a casa de los Segarra para su opípara cena navideña del 24. Yo en cambio, me quedaba sin cenar y sin compañía. Sólo, en una habitación de un piso en el edificio de enfrente que estaba frio y húmedo. Esperé mirando detrás de las cortinas y después de tres cuartos de hora les vi llegar. Eduardito con un pito en la boca y Gerardo con una zambomba. La Sra. Llorente con su abultado mutón marrón y el Sr. Llorente con abrigo y bufanda a juego.

Abrí la ventana un poco y cuando le tuve a tiro sonó un petardo.

En fin, que el trabajito había concluido. Otra nochebuena trabajando. Concluyo mi reflexión comentando que ser asesino a sueldo no te lleva demasiadas horas semanales pero puede que te toque trabajar algún que otro festivo.

Me vuelvo a casa sin ganas de cenar, sin sentir, sin pensar y de nuevo sin nada más que hacer.

No hay comentarios: