martes, 16 de septiembre de 2008

Quiromancia

Tenía trabajo y cuando el mensajero mencionó mi nombre sólo alcance a ver una mano sobre mi mesa que portaba un sobre blanco. Era una mano morena, larga y con dedos fuertes. Levante la vista y estaba allí.

Ocurrió en un instante. Tome su mano y la gire. En las líneas del reverso pude ver nuestra historia: Su sorpresa por mi iniciativa. El cálido recibimiento de su boca y su respiración lenta y sabia, administrando los tiempos. De cómo su aliento paseó por esos lugares que de pronto reclaman su existencia y su cometido. Sus dedos simplemente apoyados en mi pelvis encendieron todo mi ser. Nadie nos rodeaba y le quite y me quito todo lo que no debía estar y …ya sentada sobre él, recibía cada una de las olas que llegaban desde mi interior, golpeándome una y otra vez, recibiendo ese placer que la vida te trae a veces por mensajero.

Gire de nuevo su mano y oí:

- “Que despacho tan bonito tiene…Bueno, una mujer hermosa como usted no se merece menos”

Sonreí y mire descaradamente sus hermosos ojos negros.

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