lunes, 18 de junio de 2012

El Bookshop de la Rue du Bras de Fer



Primer día en Montpellier. Primer día dispuesta a vivir miles, millones, millardos de experiencias nuevas.

Todos los lunes y viernes de 17h a 19h hay un intercambio de inglés-francés en la librería anglófona Bookshop que está en la Rue du Bras de Fer, donde además te puedes tomar un té o un café en sus cómodos sillones mientras ojeas libros o sencillamente, te reúnes con algún amigo para conversar. La librería está en una calleja antigua, angosta, empinada con unas escaleras y un arco precioso en esta ciudad maravillosa. La librería es pequeña, muy pequeña, tiene dos plantas, en la de arriba te tomas los cafés, en la de abajo te reúnes entre las estanterías y bajo su techo abovedado de ladridos marrones para el intercambio lingüístico o para los enventos de presentación de libros o las tertulias literarias que hacen en inglés.

Desafortunadamente, todavía no tengo amigos en esta ciudad, insisto en el todavía, y las personas que conocía aquí se han mudado a otra ciudad. Visto lo visto, esta tarde he aparecido en el intercambio de idiomas. El público que asiste a este intercambio es muy variado, había gente de todas las edades, gente de muchas nacionalidades y, fundamentalmente, la gente va allí a pasar un buen rato, a conocer otras personas y practicar el idioma que pueda. Los francés buscan extranjeros para practicar cualquier idioma, y los extranjeros buscamos franceses para practicar el francés u otros extranjeros con los que únicamente hablas en francés la misma conversación repetidas veces:

-¿Cómo te llamas?
-¿De dónde eres?
-¿Cuántas semanas llevas aquí? Porque aquí el tiempo se mide en semanas
-¿Cuántas semanas te quedan?
-¿Vives en una familia o en una residencia?
-¿Qué tal la familia o la residencia?

Y de ahí haces lo que sea para enlazar una conversación. En dos horas yo he estado hablando con dos franceses, uno de ellos había sido profesor en la Alianza Francesa y me ha corregido la pronunciación miles de veces mientras yo pensaba que mi objetivo era ni más ni menos que aprender y que me olvidara que era un poco pedante mientras hacía prácticas conmigo con la pronunciación del verbo "penser" (pensar) y "pincer" (pellizcar), pero al menos eso que he aprendido. Después he practicado el diálogo anterior con una alemana y luego con un monísimo bomboncito suizo de chocolate blanco, ojazos azules y pelo y barba morena que debía tener unos 20 añitos y que no se le ha ocurrido más que preguntarme por los hijos que no tengo.

A las 7 el Bookshoop ha cerrado y ¡a cenar!

2 comentarios:

Marisa dijo...

Y algo de gastronomia, de vinos, de quesos, de dulces....no olvidemos esa rica cocina francesa, te esperamos con nuevas recetas.

Mati dijo...

Te me has adelnatado, Marisa, precisamente esos son mis nuevos objetivos. Mañana iré a una degustación de quesos y vinos franceses y pasado mañana a una degustación de comida regional. El jueves es la fiesta de la música y hay música en un montón de sitios y una presentación de un libro en el Bookshop. No doy a basto con tanto que hacer!!!!! y aún me falta pasarme por la biblioteca, ir a la oficina de turismo a ver qué más puedo hacer. Hoy era precioso pasear por las callejuelas del centro y oir la música que salía del conservatorio y embriagaba la ciudad.