lunes, 28 de enero de 2008

Sonho Meu



Eran las nueve de la mañana. La sala previa a los locutorios se iba llenando con el goteo de personas que aparecian tras deslizarse a la derecha la pesada puerta blanca de hierro que seguía al arco detector de metales.
Tras cumplir el ritual anterior yo esperaba sentada a que otros accediesen también al recinto. Entonces fue cuando la ví por primera vez. Mientras la puerta se movía lentamente, apareció ella. Era alta, corpulenta y con un tono mulato en su piel. Avanzo con la cabeza alta y el andar desgarbado. Vestía un chandal blanco con zapatillas deportivas. Iba sóla. Su cara reflejaba el mismo desanimo y sueño que el de los demás que allí estabamos. Transcurridos unos minutos, una voz fue nombrando el apellido de aquel a quien visitabamos y un número asignado para el locutorio. Comenzaba la visita y poco a poco la sala fue vaciándose hasta que no quedo nadie en ella.


Cuando regresaba a Madrid y mi coche iniciaba su andadura, ví su silueta de espaldas, caminando el trayecto de dos kilomentros que separa la prisión de la parada del autobus. Iba cargada con un pesado fardo. Pare a su altura:

- Sí vas para Madrid, puedo llevarte.

- Oh muchas gracias_ fue su respuesta. Lentamente, abrió la puerta trasera y y subió cargando con su fardo encima.

Mientras conducía podía observar su rostro en el espejo retrovisor. Los ojos muy abiertos reflejaban sorpresa. Pude advertir un leve acento portugues.

- Muchas gracias, de verdad. No esperaba que nadie fuese a llevarme_ me dijo con voz timida.

- Bueno, a mi no me cuesta nada. Yo también voy a Legazpi._ conteste.

Los minutos pasan despacio y la intimidad del SKODA inducen a charlar de algo.

- ¿De donde eres?_ le pregunto.
- De Brasil, de Minas Gerais. Estoy en España hace tres años. Pero ahora, mi hermano, el único que estaba conmigo en Madrid cometió un error y esta ahí dentro. Lleva seis meses. Yo tengo depresión ¿sabes?...pero profunda. He estado internada en La Paz y también en otra clínica. Me han detectado trastornos de personalidad, pero ahora la psiquiatra ha dicho que podrá internarme durante seis meses en la Clínica San Luis. Yo me voy a poner bien por mi hermano, para ayudarle....

Mientras conduzcó, la miro a través del espejo retrovisor. Habla con voz descorazonada, lenta, pastosa...

- ¿Te gusta la música?_ pregunto.
- Claro.
- Y conoces a Maria Bethania?
- ¡Maria!. Por supuesto. Es una diosa_ me dice con los ojos más grandes todavía...
- Pues entonces...._(mientras conduzco, imprudentemente busco un CD en el salpicadero y lo introduzco en el equipo)_ ahora puedes disfrutar un ratito de tu Brasil, en este camino seco por el que transitamos..


De pronto guardamos silencio.
De los altavoces surge la voz grave y dulce al tiempo de María Bethania envolviendolo todo:

-"Sonho meu, sonho meu
Vai buscar que mora longe
Sonho meu..."

Miro por el retrovisor. En su cara, una enorme sonrisa deja ver unos dientes blancos preciosos que en cascada cubren la boca que abre estupefacta...Nuestro silencio vencido por la voz de Maria va cubriendose de emoción....Sigo conduciendo y mirándola disimuladamente, porque ahora los ojos grandes brillan por sus lagrimas y veo que trata de disimular girando la cabeza en un súbito interés por el paisaje mortecino de la autovía.

Cuando la canción termina, su voz quebrada me dice:

- Siempre que salgo de aqui, lo hago hundida. Me cuesta caminar, pero hoy.... has convertido mi día triste en un día feliz. Sí , te doy las gracias. Aunque me gusta España, echo tanto de menos Brasil, mi gente , nuestra alegría...Pero voy a internarme y a curarme por mi hermano, porque yo soy la única que puede venir a verle, por él, por él lo voy a hacer.

En ese momento pulso el interruptor del équipo y extraigo el CD. Lo cojo y se lo entrego en un gesto de mi mano hacía la parte trasera en la que esta ella.

- Toma. Es para ti. Escuchalo y siente que tu tierra esta contigo siempre. Curate por ti y despues ayuda a tu hermano. Así tiene que ser_ le digo.

La plaza de Legazpi aparece frente a nosotras. Cuando situó mi coche junto al Metro, bajo y le ayudo a salir con su pesado fardo. Ella abre su bolso y me entrega un pequeño desplegable en el que se ven tartas de diferentes colores:

- Mira... Es para ti. Yo trabajo, ¿sabes?...soy diseñadora de tartas. Las invento yo, y son para cumpleaños, para bodas, para celebrar la felicidad de los que son felices. Quedate con esto.

Me entrega una tarjeta en tono rosa y verde en la que leo:
" FECHAS ESPECIALLES PIDEN TARTAS ESPECIALES. TODO UN DETALLE. CONSULTENOS PARA CUALQUIER OCASION. LUCIANA Y CELIA.
CAKE DESIGNERS."

Me da un beso, y la veo alejarse y darse la vuelta para decirme adios con su mano. La enorme sonrisa aún reposa en su boca.

Monto en mi coche. Respiro y pienso.
Acudo a mi cita dominical con el Starbucks de Serrano y la prensa del día. Cuando estoy degustando el primer sorbo de mi Tazo Tai Tea Latte en el comodo sillón, percibo que una suave música suena en el local. Me fijo bien.Es ella de nuevo. María. María Bethania.

- "Vai mostrar esta saudade
Sonho meu
Com a sua liberdade
Sonho meu"

Bebo un largo sorbo. Y suspiro.




4 comentarios:

Cristina dijo...

Muito lindo, Mayte! Adoro a Maria Bethania. Obrigada pela leitura!

Mayte dijo...

Gracias Cris. Me alegra que te guste...la vida a veces escribe a traves nuestro. E insiste en que sigamos oyendo nuestra música favorita.

One kiss

Mayte

Mayte dijo...

Gracias Cris. Me alegra que te guste...la vida a veces escribe a traves nuestro. E insiste en que sigamos oyendo nuestra música favorita.

One kiss

Mayte

Marisa dijo...

me ha gustado mucho, la musica cura el alma.