jueves, 10 de enero de 2008

Relato Hiperbreve

LOS URALES
Cuando Juan me explicó su proyecto de recorrer los Urales decidí dejarle. Mientras me relataba con pasión cómo pensaba viajar desde el mar Caspio hasta el mar de Kara, más allá del Circulo Polar, comprendí que nunca le entendería, que siempre existirían rincones en su cabeza que escaparían a cualquier pretensión de empatía. Decidí apoyarle totalmente: era su vida y su sueño. No planeaba pasar unos días en los Pirineos, o escalar una montaña exótica como el monte Kilimanjaro; se trataba de materializar lo imposible: recorrer en solitario tres mil kilómetros cruzando una región casi deshabitada, de climatología hostil y poblada de animales salvajes, sólo por el placer de hacerlo, únicamente porque el viento atraviesa los barrotes de la rutina y él era viento y mi mundo, el territorio donde se desarrolla la vida de cada día, la jaula que pretendía atraparlo. La noche anterior a su partida hicimos el amor salvajemente, con desesperación. Él pensaba que podía ser la última vez que estábamos juntos; yo lo sabía. Durante esos preciosos momentos destilamos el néctar de una relación imposible, apurando el amargor y la dulzura de la última copa.

1 comentario:

Marisa dijo...

es muy dificil contar historias en pocas lineas asique enhorabuena porque creo que algunas iamgenes estan muy bien, ya nos contarás si ganas...